Carlos Barbarito


Antes del final, respira…
Antes del final, respira
una vez más y luego olvida
que supo respirar alguna vez;
a qué llamar exilio
si todo es a esta hora
un vasto exilio;
a qué llamar vida
si todo es a esta hora
un sucesión de frágiles tallos,
desprovistos de raíces,
que el sol no tardará en devorar.
Algo interrumpe el silencio…
Algo interrumpe el silencio,
un ladrido lejano: el aire
se torna incierto
pero lo necesito para respirar;
cerca, más cerca de lo creo,
la herrumbre avanza
por un metal cada vez más débil;
tal vez alguna idea, tal vez…
-me digo-,
mas el remoto grito llega antes,
se anticipa, mal que le gana de mano a la cura;
la vida se torna desapego, adopta el estado de un óxido
que invade de a poco la pieza;
un cuadro de aflicción, una escena
de danza partida por un golpe de azada;
hiende el silencio el ladrido
y la mañana no se prepara.
Llega a través de conductos…
Llega a través de conductos, aéreos
o subterráneos, desde naciones
en llamas, vastos reinos
en los que combaten el tigre y el caballo.
¿ Qué es ese embate que arrasa la tierra
donde arrojamos las semillas
y amamos hasta ser posible toda profecía?
¿Qué es esa furia de plomo o mercurio
que impide que lo que espera en el fondo despierte,
que cierra el paso al eterno breve viaje
de los labios desde el muslo a la espalda?

(fotografia por Laura Riera, 2017)