Carlos Barbarito


Tal vez en una idea madre…
A Reynaldo Jiménez
Tal vez en una idea madre, capaz
de encender una luz en la larga noche;
en una ardua destilación, como un urgido deseo
de amar y que la escena se refleje
en sucesivos espejos; en el fruto
colgado del extremo de una rama,
que alguien comerá mañana
antes de reemprender el viaje hacia la costa;
en la repetición de cierta palabra,
penúltimo acto, bajo la luna, de un poseso;
en un anhelo de equilibrio, supuesto paraíso,
mientras en redor cada ser y cosa se desbandan;
en un camino abierto, con las manos,
entre hierbas duras, hasta lastimarse;
en una vara cromada por la belleza
y en una seda traída desde lejos;
tal vez en una reverberación, en un agua
que aun de día se obstina en reflejar a las estrellas;
la planta de los pies sobre la arena,
sólo eso, adiós a la carencia, la exactitud, la demasía…
Un camino para el sol…
Un camino para el sol, más allá
de los tallos arqueados y el polvo suspendido
en el aire; en esa ruta,
quizás, un nombre, acaso el tuyo,
y una súbita irrupción de alas que se baten,
perfumes que, con ventaja, se desbandan.
Bajo el sol, sustentada y firme la dirección,
la voz comparable en estatura
al silencio de la hierba;
ojos de niño que contemplan, con asombro,
el breve vuelo de los pétalos
empujados por el viento,
el abrazo al fin del trayecto,
epílogo de años y horas:
por qué otra razón se nace,
por qué otra razón encarna la idea
y encarnados venimos a respirar, a ser.
Otra es la mano que escribe…
Otra es la mano que escribe como de otro la idea;
no es mío el aire que respiro
ni la voz que rasga la gruesa tela del silencio;
hay algo en la casa que me expulsa,
hay algo en la intemperie que me empuja hacia la casa.
Debe haber –me digo- otra instancia,
tal vez en alguna calle lateral,
sin luz alguna, donde si se anda es a tientas,
tal vez en el sueño recurrente:
un pez que adquiere alas
para no ser sólo una criatura del agua.
Carlos Barbarito